Ortiz, Bambi, Calvario y Whistler

Ortiz, Bambi, Calvario, Whistler… son cuatro de los muchos nombres emblemáticos conocidos por los bikers que han rodado por Cercedilla y Navacerrada, en la Sierra del Guadarrama. Éste es uno de esos lugares donde resulta muy difícil no cruzarte con algún ciclista cualquier día del año. La razón es obvia, es un spot que se adapta a la práctica de cualquier modalidad de MTB, y a diferentes niveles de técnica y condición física. Pero quizás también éste sea su handicap: demasiada gente, sobre todo los fines de semana.

Por esta razón decidimos plantear una salida por la zona un jueves, donde la posibilidad de «tropezarte» con alguien en los senderos se minimiza. Rodaremos por senderos míticos de la zona oriental de Cercedilla y norte de Navacerrada, buscando piedras y raíces, tanto en las bajadas como en las subidas. Salimos del polideportivo del pueblo, para atacar la primera y menos divertida subida del día: la Barranca.

Los primeros kilómetros hasta la Fonda Real son por pista, bastante expuesta al sol, con buenas rampas que te hacen entrar en calor rápidamente, sin contemplaciones, así que los abordamos con ritmo tranquilo y de charleta. La pista continúa desde la fonda después de cruzar una portilla, ahora ya algo más protegidos del sol por los árboles y acompañados por la gran cantidad de ganado.  Desembocamos junto al antiguo hospital de tuberculosos, ahora en ruinas y del que se ha restaurado uno de sus edificios para alojar una Escuela de Hostelería.

Unos cientos de metros más del asfalto por el que empezamos a rodar junto al hospital y llegamos a las puertas del Hotel La Barranca, en el que se alojó la selección francesa de fútbol en los mundiales del 82, razón del asfaltado de este tramo. Poco después el asfalto desaparece, convirtiéndose en una pista forestal, junto al área recreativa donde se encuentra «De Pino a Pino», un parque de aventuras con tirolinas, puentes movedizos, lianas…

Poco después encontramos el cartel que nos indica el principio de la Senda Ortiz, una sendero estrecho que ascendemos, con escalones, piedras y raíces encajado en un tupido bosque y en el que hay que tener precaución con los senderistas. Ésta es una de las subidas más bonitas de la sierra de Madrid. No es sencilla, pero tampoco excesivamente técnica ni física. Tras casi 2 kilómetro y medio de sendero se llega a la alta explanada (1.640m) donde en su día se ubicó el Real Hospital de Guadarrama, donde, antes de ser dinamitado, se rodó la película «La Noche de Walpurgis» en 1970.

Tras un merecido descanso, hacer alguna foto y disfrutar de las magníficas vistas, dirigimos nuestras «monturas» hacia la primera bajada de la mañana: un sendero trialero, estrecho y revirado, conocido como Bambi. La bajada es bastante pronunciada y está algo sucia, pero se disfruta si sabes gestionar adecuadamente los surcos y raíces que la adornan. Como casi todo aquello que se disfruta, el descenso nos sabe a poco, y en un momento nos encontramos ya junto al Ventorrillo, en la M-601.

Ahora toca enfrentarse a la segunda subida del día, el Calvario, casi 3 kilómetros y medio de subida continua, que es su primera parte es una pista ancha y de buen firme, complicándose y pronunciando su desnivel en su tramo final. No es una subida complicada si tienes buenas piernas y sabes jugar con los pesos en un par de rampones algo más técnicos. Y como todo esfuerzo tiene su recompensa, tras conquistar el final del Calvario, toca disfrutar de una de las mejores bajadas de la zona: el Whistler.

Nos cruzamos con un par de «descenders» al inicio del Whistler, que estaban haciendo remontes aprovechando el tren que une Cercedilla con el puerto de Navacerrada. Uno de ellos abandonaba por problemas en su horquilla. También compartimos bajada con unos bikers con bicis de freeride, a los que dimos distancia para tener un descenso limpio. Y como es habitual, el Whistler no defrauda: multitud de piedras, cientos de raíces, curvas… todo lo que un endurero busca en una senda. Y todo ello en un marco incomparable: un tupido bosque cuajado de vegetación por el que discurre el río Navalmedio.

Tras el último vadeo del río, concluida ya la bajada y con un buen subidón de adrenalina, afrontamos los últimos kilómetros que nos separan del coche por los senderos de Navalmedio, pensando ya en las cervezas que nos esperan. Completamos la jornada en el Romantic, en Guadarrama, donde damos buena cuenta de un par de cervezas y uno de esos «bocatas king size » de los que allí hacen gala. Una perfecta jornada más de puro MTB.