Patones de Arriba está declarado con Bien de Interés Cultural, obteniendo de este modo la máxima protección que contempla la Ley de Patrimonio Histórico Español. Pero no sólo cuenta con este importante reconocimiento, también es considerado por los bikers amantes del enduro, como uno de los lugares de Madrid donde se pueden experimentar las mejores sensaciones rodando sobre sus estrechos senderos y sus emocionantes trialeras.
A los flowriders nos apasiona esta modalidad de MTB, y decidimos aprovechar el festivo día de la Constitución para hacer trabajar las suspensiones de nuestras bicis sobre las piedras de Patones. En esta zona existen infinidad de senderos y trialeras y múltiples formas de enlazarlos para conseguir diseñar rutas de todos los niveles, aunque, en general, un buen estado físico y algo de técnica son imprescindibles para disfrutar de esta parte de la sierra madrileña.
Hoy disfrutamos de nueva compañía, por lo que, prudentemente, decidimos hacer algo no muy complicado hasta conocer, con más detalle, el nivel físico y técnico de los riders que se suman a nosotros. Salimos desde Patones de Abajo, llaneando por las sendas paralelas a la M-102 hasta el Pontón de la Oliva durante algo más de 5km. Unos primeros minutos que nos permiten entrar en calor, algo necesario con los 0º que marca el termómetro a estas horas de la mañana. Nos acompaña a nuestra derecha el río Jarama, y a nuestra izquierda el Canal del Lozoya, que se empezó a construir a mediados del siglo XIX y que hoy garantiza el suministro de agua a las más 6 millones de almas que pueblan la provincia de Madrid.
En menos de 30 minutos estamos cruzando el río Lozoya, a escasos metros de la presa del Pontón de la Oliva y dispuesto a afrontar la primera subida del recorrido. 3km en los que ganamos 200m de altura para disfrutar, después, de la primera bajada. Nos «proteccionamos» para disfrutar de los casi dos kilómetros de sendero estrecho y accidentado. En esta época del año suele bajar con algo de agua, lo cual provoca que llegues al final bien decorado por el barro, pero, curiosamente, lo encontramos totalmente seco y con un «grip» perfecto, que nos permite disfrutar cada uno de sus metros.
Lo bueno, pronto se acaba, y como después de casi toda bajada… toca subida. En este caso, suave y breve, de apenas 3km, que nos sirve para dar rienda suelta a nuestra divertida charla. En un «visto y no visto» hemos coronado el cerro junto al Corral de Manuel Ruiz, donde hacemos parada técnica para reparar un pinchazo. Nos cruzamos un par de adolescentes con sus rígidas, a los que luego veríamos penando sobre las piedras. Nos acompaña el sol y la sensación térmica es buena, pero parados notamos el frío, por lo que nos ponemos en marcha en cuanto la avería se solventa.
Ahora nos toca afrontar una de las trialeras más divertidas y excitantes de la zona, aunque algo corta para lo que nos gustaría. 1km con un desnivel del 20% donde no hay más que piedras, y donde no te puedes permitir el lujo de parar aunque te ardan los brazos y las piernas. ¿Dije demasiado corta?… la naturaleza es sabia, y ha dotado a esta bajada de la distancia precisa para llegar con la fuerza justa que nos permita seguir sobre la bici. Alguna «parcelita» comprada sin consecuencias y mucha adrenalina, amén de las risas que provoca ver las diferentes trazadas que realiza cada biker (alguna de lo más curiosa, jeje).
Ahora acompañamos al Lozoya por un sendero paralelo a él, hasta que lo vadeamos, cada uno a su modo: unos sobre la bici, otros mojándose los pies, otros protegiéndolos con unas bolsas… Y una vez al otro lado, toca subir de nuevo. Ahora sí, subida algo más larga e intensa hasta llegar a la senda del Genaro. Son 6km, primero por sendero estrecho y luego por pista, con un par de rampones al final de los que te sacan los colores y el último de ellos de los de «pateo» seguro. El grupo se separa y se estira, reagrupándonos a los pies del Cancho de la Cabeza, para encajar ese par de «banderillas» finales, juntos.
A las 12.30h estamos en la senda del Genaro, dispuestos a disfrutarla en toda su extensión. Dentro de la Red de Sendas Verdes de la Comunidad de Madrid, la Senda del Genaro, con sus 70km de recorrido, se caracteriza por ser la que representa mayor longitud en su trayecto. Está clasificada como Senda de Gran Recorrido (GR-300) por la Federación Española de Montañismo. Su trazado discurre en el entorno que rodea el embalse de El Atazar, el de mayor capacidad dentro de la Comunidad de Madrid. En nuestro caso vamos a recorrer sólo una parte de una de las etapas de su recorrido (El Atazar-Patones de Arriba).
3,5km de senda estrecha y revirada, con algunos pasos pedregosos en su primera parte y muchos más en la última. Un placer rápido y continuo, sólo interrumpido por algunos «sube y baja» y algunas paradas para inmortalizar esos momentos de disfrute que nos ofrece la senda. Después, un callejeo prudente por Patones Arriba y el descenso hacia Patones de Abajo por los escalones, en los que vamos levantando ruedas como colofón a una magnífica mañana de mountain bike. Con unas cervezas en Manolo despedimos la jornada hasta nuestra próxima aventura.