Conquistando nuevos spots

Durante el mes de agosto, los flowriders hemos salido de nuestro habitual ámbito de actuación para conquistar nuevos spots repartidos por toda la geografía española. En un verano en el que los pirómanos y los imprudentes han decidido destruir una buena parte de los montes españoles, nosotros hemos salido a disfrutarlos, respetarlos y a descubrir nuevos rincones para mostrarlos a todos aquellos que quieran rodar junto a nosotros. Hemos estado en el Pirineo aragonés (Ribagorza y Sobrarbe), en el Valle de Arán, en Cantabria, en Asturias, en Galicia… la bandera Flow Riders ha ondeado por todo el norte de nuestra península.

La Ribagorza es la zona más al este del Pirineo aragonés y la recorren importantes ríos como el Ésera, Isábena, Noguera… que han originado valles de gran belleza. Las grandes cimas del norte (Aneto y Posets), las sierras interiores y exteriores (Turbón, Mongay y Cotiella) y los ríos, afluentes, barrancos y congostos caracterizan el paisaje de la zona. Dos son los puntos desde los cuales iniciamos nuestras pedaladas: Graus y Benasque. Desde Graus configuramos un par de rutas, sin demasiada complicación ni técnica ni física, pero con unas vistas increíbles y algunos rincones cargados de encanto.

En la primera de ellas rodamos hasta Grustán, un bello pueblo abandonado en un cerro a 868m de altitud, desde el que se divisan los Pirineos y los valles del Ésera y del Isábena. Los restos de las grandes casas, edificios auxiliares y de la iglesia románica son dignos de dedicarles unos cuantos minutos y algunas fotografías. Excepto algún tramo de sendero pedregoso para entrar y salir del pueblo, se rueda por pistas forestales, algunas de ellas plagadas de pequeñas piedras que van saltando a nuestro paso.

En la segunda de las rutas desde Graus, nuestro objetivo era encontrar la ermita de San Miguel de los Templarios. El templo, de mediados del siglo XII, se haya oculto en un denso pinar, la techumbre está hundida por completo, pero las gruesas paredes del perímetro se mantienen en pie hasta el arranque de la bóveda. El ábside no se conserva íntegro. La puerta está semi-enterrada, pero conserva su arco de medio punto y sus jambas a ambos lados. Aunque existen muchas indicaciones de cómo llegar hasta la ermita, no es sencillo encontrar el sendero si no lo conoces, pero una vez que lo haces no tienes más que seguirlo para salvar el barranco y disfrutar de este lugar tan idílico y relajante. El sendero es divertido y técnico, con algunas zonas donde no queda más remedio que empujar la bici y otras donde el arrojo es imprescindible si no quieres bajar de ella.

La comarca de Sobrarbe presenta una zona norte montañosa surcada por los valles de los rios Ara, Cinca y Cinqueta. La zona central está ocupada por diversas depresiones como Broto, Fiscal, Arcusa, La Fueva. Al sur aparecen las sierras prepirenaicas de Guara y Olsón. Nos encontramos ante un espacio definido por su elevada altitud y por su topografía accidentada: el 62 % del territorio se encuentra a más de 1.000m de altitud,  el 31% se sitúa entre 601 y 1000m y sólo un 6% del territorio está situado entre 401 y 600m. de altitud.

Realizamos una ruta desde Aínsa, población conocida por su famoso centro BTT Zona Zero. Nos decidimos por una de las míticas rutas endureras de la zona, País de Lobos, con un recorrido muy trialero que atraviesa el barranco de Sieste, el espectacular bosque del Sabinar y Solans de Caballera hasta ascender al punto más alto: San Velián y Morcat. Desde allí descendemos hacia Luparuelo y al cauce de un afluente del río Ena. Desde el barranco volvemos a Solans de Caballera con alguna zona de porteo. Después descendemos hasta Guaso y regreso a Aínsa. Senderos entre robles y pinos, con  piedras, escalones, curvas reviradas, grandes losas… enduro en estado puro!

Abandonamos el Pirineo aragonés para dirigirnos al Valle de Arán, comarca leridana situada en los Pirineos centrales y tiene la particularidad de ser un valle de vertiente atlántica, por lo que su río principal, el Garona, se abre paso por tierras aquitanas para ir a desembocar a Burdeos (Francia). El esquí y los deportes de nieve tienen un extraordinario prestigio en la zona, por su situación geográfica que condiciona un clima mas frío, las instalaciones como Hoteles, Turismo Rural, Gastronomía junto con la estación de Esquí de Baqueira Beret son principalmente la fuente de ingresos del Valle de Aran. Actualmente, se está consolidando como un destino turístico durante todo el año por su atractivo y belleza natural, actividades al aire libre y los deportes de aventura.

Dos rutas más por la zona, la primera de ellas desde Arties (población muy próxima a Baqueira Beret), realizando un recorrido muy divertido entre bosques con grandes desniveles, hasta la antigua estación de La Tuca, a 1.800m de altitud y en el término de Betrén, muy cerca de Viehla. Una ruta donde se disfruta de paisajes increíbles y vistas espectaculares y difíciles de olvidar. El segundo recorrido por el Valle de Arán, es una ruta catalogada como negra, saliendo desde Viehla y realizando una ascensión muy dura, con rampas del 25% que castigan las piernas y el ánimo y con una bajada impresionante a través de un bosque de robles hacia el túnel de Viehla, dejándonos disfrutar de unas magníficas vistas de todo el valle.

Dejamos el Pirineo para dirigirnos hacia el oeste, en concreto a Cantabria, realizando una clásica ruta que comparte tramos del Soplao con caminos muy «flow» por el bosque de Ucieda. Una ruta de unos 80km en la que podimos admirar el bonito pueblo de Bárcena Mayor y darnos un merecido homenaje en el restaurante de Corre Poco, un clásico para los flowriders cuando vamos a enfrentarnos al Soplao.

El siguiente destino de nuestro periplo veraniego se sitúa en la costa gallega, en concreto en Baiona. Esta población posee un entorno inigualable, destino de mar con las mejores playas de arena blanca y fina de la ría de Vigo y montañas verdes,  que nos han permitido seguir montando en las vacaciones en un entorno fresquito y húmedo, que nos hacía recordar sensaciones invernales después de este seco verano que llevamos en Madrid.

Las «rutas gallegas» rutas han discurrido por el monte de A Groba, situado a espaldas de Baiona dirección a Laguardia. En él existen numerosos senderos, pistas y demás caminos que recorren todos estos montes, en los que, además, se pueden visitar lugares especiales como es de los ”petroglifos“ (grabados rupestres de la edad de bronce practicados en las rocas), la Poza y el Curro de Mougás y, como no, las buenas bajadas, algunas de ellas bien trabajadas por los riders locales, como la que discurre escondida en el bosque desde Chanda Lagoa a Baredo con peraltes, piedras, pasarelas de madera,  saltos grandes y pequeños..y , zonas con mucho flow  y que también sirve de escenario para una prueba formato avalancha que se celebra aquí cada año llamada” Grobaixada”.

Nuestras últimas aventuras estivales nos llevan hasta Asturias, donde algunos flowriders participaron en el II Maratón de la Comarca de la Sidra. La prueba tuvo lugar en Villaviciosa, población asturiana cuna de la sidra. Esta prueba ha sido mountain bike en toda regla, como las de antaño, aquellas en las que hacer “patea bike” y cargar la bici al hombro era lo normal, donde las trialeras técnicas y llegar a lugares prácticamente inaccesibles era el “picante” de la ruta. Pruebas de antes, que los bikers de 30 para arriba empezamos a echar en falta en estos tiempos de tanto Open de circuito rodador y rápido, o pruebas extremadamente largas y sí, muy duras, pero hechas para carreteros, sin dificultad técnica.

Al final de los 250 participantes inscritos, consiguieron finalizar 202, donde nosotros entramos entre los 40 y pico primeros y con una sonrisa en la boca de lo que disfrutamos en tramos como la “bajada del Tuerto”, de la que ya nos habían hablado, y a la que las fotos que vimos no hacen justicia en comparación con la realidad, simplemente espectacular. Y para rematar, una ruta por los Picos de Europa antes de volver a casa.

Y después de tanta aventura y tanta conquista, volvemos a nuestros lugares de origen, donde el reencuentro da lugar a compartir todas nuestras vivencias y a volver a rodar todos juntos con las baterías bien cargadas para el «inicio del nuevo curso».