Enduro en La Sierra de la Cabrera

La Sierra de la Cabrera es una subcomarca de la Sierra Norte de Madrid formada por los municipios de Bustarviejo, Valdemanco, La Cabrera, Cabanillas de la Sierra, Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, Venturada y Navalafuente. En ella se encuentran picos como el Mondalindo, el Cancho Gordo y el Pico de la Miel. A sus pies numerosas sendas y trialeras que convierten a esta zona en un lugar ideal para la práctica del enduro con nuestras mountain-bikes.

La zona no tiene mucha altura y es aconsejable rodar por ella sólo con temperaturas moderadas. El verano está dando sus últimos coletazos y los termómetros nos indican que ya podemos disfrutar de las magníficas trialeras de la Cabrera, así que el pasado sábado nos dirigimos allí con nuestras monturas para dar rienda suelta a nuestras suspensiones.

Navalafuente es el lugar elegido como inicio y fin de la ruta, acabar con la trialera final que nos deja en esta población siempre te deja un muy buen sabor de boca. Los primeros kilómetros los rodamos por una pista ancha y de buen firme en su mayoría, a excepción de unas decenas de metros pedregosos. La subida es tendida, y sirve para ir calentando los músculos que a estas horas de la mañana aún están algo dormidos y bastante perezosos. Rodeamos el Pendón por el este y nos dirigimos hacia las proximidades de Bustarviejo para bajar la primera senda de la jornada. Un sendero sin demasiadas pretensiones, con poca pendiente y sin ninguna dificultad técnica, pero divertido y disfrutón para empezar.

El sendero nos deja en el puente del ferrocarril que pasa sobre la carretera a Bustarviejo, por la que rodamos unos metros antes de desviarnos a la izquierda para tomar el camino del Molino Cimero que va hacia el Pornoso. Desde allí tomaremos la pista para subir al Medio Celemín, el punto más alto de la ruta, a  1.325m de altitud. La subida a este puerto se realiza por una pista tendida, cómoda y nada exigente que invita a la típica charleta donde intentamos arreglar el mundo.

El Medio Celemín se ha convertido en un mirador desde el que se contempla, al oeste, el laderón del Regajo, el cerro más alto de los que vienen del puerto de Canencia; al este, Cancho Gordo, el más alto de la sierra de la Cabrera; y, al norte, en la depresión del Lozoya, Buitrago. Desde este punto salen un par de sendas trialeras, algo secas en esta época del año, con algunos buenos lanchares, zonas de piedra suelta y algunos surcos que te obligan a mantenerte alerta si nos quieres darte un revolcón. Disfrutamos mucho nuestro reencuentro con las piedras madrileñas, que hemos tenido medio abandonadas con nuestras aventuras estivales.

La bajada nos ha dejado en las inmediaciones de Valdemanco, y ahora toca rodar por una trialera a los pies del Cancho Gordo que en su primera parte es de subida y en la segunda de bajada. Senda típica de la zona, flanqueada en todo momento por matorral bajo y salpicada por una buena cantidad de piedras que proporcionan trabajo a las suspensiones y placer a los bikers. Este camino nos acerca al Convento de San Antonio, para enlazar con la trialera que sale desde allí y que consideramos imprescindible en cualquier buena ruta diseñada por la zona.

Un par de pasos técnicos sobre los lanchares y muchos metros de senda estrecha y rota nos va aportando la adrenalina que venimos buscando y que nos provoca esa sensación de felicidad nada fácil de describir con palabras. El sendero nos deja en la carretera que une la Cabrera y Valdemanco. La atravesamos para tomar el camino que, paralelo al arroyo del Albalá, nos conduce hasta la cantera de la M-631, donde enlazaremos con la última trialera del día: el balcón de Navalafuente.

Esta última trialera, de un par de kilómetros de longitud, la rodamos rápidos y disfrutando de cada una de las irregularidades que nos ofrece el terreno. Conocemos ya cada una de las piedras, los surcos y los pasos de tantas veces que hemos rodado sobre ella. En pocos minutos nos encontramos en las calles de Navalafuente, dirigiéndonos hacia la terraza donde solemos refrescarnos con una buena cerveza. Ruta corta pero intensa rebosante del flow que nos caracteriza.